Command & Conquer: la guerra infinita

Y entonces nos regalaron un juego que venía en dos CD y un manual bien gordo. La portada mostraba a una especie de soldado y en sus gafas el reflejo del campo de batalla (vehículos y explosiones a todo color). Metimos el primer disco en la unidad y tocaba instalar el juego. Una inteligencia artificial nos guió durante la instalación (algo alucinante en su época, aunque no era más que un truco) y, tras un rato, llegó el momento de lanzarse a la aventura. Command & Conquer hizo que viéramos la estrategia de una manera que nunca habría imaginado.

La estrategia en tiempo real (RTS en sus siglas en inglés) estaba sentando sus bases. Juegos como Warcraft o Dune II: The Building of a Dynasty habían sido grandes éxitos y definido el camino a seguir en este género de los videojuegos.

Pero Westwood no se detuvo ahí y en 1995 lanzó Command & Conquer, un título que, no solo era más profundo y dinámico que los vistos hasta ese momento, sino que además tenía una increíble historia que se contaba con interludios cinematográficos: vídeos a pantalla completa donde se mezclaba lo real con lo digital para ponernos en situación y hacernos sentir como los verdaderos protagonistas.

Hoy en día esos vídeos nos pueden parecer un tanto chabacanos y cargados de momentos sobreactuados, pero en su momento nos volvieron locos (y eso que estaban en perfecto inglés). Recuerdo intentar pasar de fase simplemente por ver el siguiente de los vídeos que nos meterían de lleno en la próxima misión.

Command & Conquer enfrentaba a la Hermandad de Nod (liderada por un excéntrico personaje) y la Global Defense Iniciative (GDI) por el poder del tiberio, un elemento de origen extraterrestre que se convierte en vital como recurso a explotar. Las dos facciones, claramente diferenciadas (aunque con características similares para no descompensar) nos darían una buena cantidad de misiones.

La diversidad de misiones, la buena cantidad de unidades diferentes y una música alucinante, ayudaban aún más a querer explorar los mapas y querer finalizar con éxito cada una de las pantallas.

Hoy en día es un juego que sigue vivo gracias a la comunidad. Proyectos como Dawn of the Tiberium Age (que lleva más de 15 años de desarrollo) son una buena muestra de ello. Modificaciones como la citada insuflan de nueva a vida a un clásico que merece estar entre los más grandes del software de entretenimiento.

Si nunca has jugado a ese título, no sé a qué estás esperando. Hazte con él y disfruta de un clásico que nunca pasará de moda.

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